El antidepresivo que se encuentra en nuestro cerebro


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Mientras que comúnmente se cree que la depresión clínica y otros trastornos de la salud mental son causados ​​por un "desequilibrio químico", hace ya tiempo que sabemos que esto no es cierto.
Ahora hay mucha evidencia de que los problemas de salud mental son causados ​​por una combinación de estresores como un trauma, infecciones, lesión cerebral o la falta de sueño, además del riesgo genético.
En el caso de la depresión o la ansiedad, varios factores estresantes pueden conducir a una sobre-activación crónica del sistema nervioso simpático (sistema de lucha o huida) y, finalmente, a la resistencia al cortisol, a la inflamación cerebral y a una disminución de la capacidad de las células en ciertas áreas del cerebro a trabajar eficientemente. Y como corolario, una capacidad disminuida de dichas células para recuperarse de su trabajo diario.


No es la falta de serotonina o "desequilibrio químico" lo que causa el problema, sino que se debe a una híper-activación del sistema nervioso simpático y la incapacidad para desactivarlo.


Cualquier cosa, entonces, que trabaje para ayudar en una depresión, no debe enfocarse en equilibrar las sustancias químicas per se, sino que debe trabajar en la sobre-activación del sistema nervioso, promoviendo la recuperación del mismo y mejorando la capacidad antioxidante del cerebro, para de esa forma subsanar su capacidad de reparación.

Uno de los grandes actores en esta recuperación y reparación se encuentra en el cerebro, es el factor neurotrófico derivado del cerebro o BDNF. Los niveles de BDNF son más bajos en ciertas regiones del cerebro durante un episodio de depresión, y se cree que ciertos antidepresivos y sales, como el litio, lo elevan.
El BDNF no sólo ayuda en la recuperación de la depresión, sino que también incide en tareas regulares como el aprendizaje y la memoria. Además, también participa en la reparación en casos de lesiones cerebrales.


El Factor neurotrófico derivado del cerebro BDNF (en inglés, brain-derived neurotrophic factor) es una proteína que está codificada por el gen BDNF. Actúa como agente de crecimiento de la familia de las neurotrofinas, asociadas al crecimiento del sistema nervioso. Estas neurotrofinas se encuentran en el cerebro y el tejido periférico.


Ahora sabemos que muchas personas tienen variaciones en el gen que codifica el BDNF. Específicamente, una parte del gen puede codificar el aminoácido metionina reemplazando una valina (aminoácido codificado por el ADN).
Esto abarca, aproximadamente, a una de cada tres personas, es decir, más del 30% de la población mundial. Aunque estos hallazgos son bastante recientes, sabemos que estas personas tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión y una mayor respuesta al estrés.


Cómo pueden ayudarnos estos conocimientos

Por ejemplo, un estudio demostró que el ejercicio físico es particularmente útil para la memoria en portadores de alelos de metionina en el gen BDNF. Las dosis bajas de litio (menores que las dosis estándar) se cree que eleva los niveles de BDNF. Incluso algunos estudios han demostrado que una dieta sana puede afectar positivamente al BDNF, aunque esto último se ha estudiado en ratones, pero no en humanos.

Sabemos que el BDNF ayuda a las neuronas a recuperarse así como los fertilizantes ayudan a las plantas a crecer. Los investigadores y los clínicos pueden trabajar juntos para ver qué medicamentos, como el litio o los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), pueden ser útiles para los perfiles genéticos de personas que no responden a intervenciones menos invasivas.
Por primera vez, los psiquiatras están a punto de ser capaces de decirles a sus pacientes... “aquí es donde está el problema en tu cerebro, y esto es lo que podemos hacer para solucionarlo”.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23907543
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22500970


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