¿Por qué el estrés crónico genera obesidad?

Según una reciente investigación, el estrés crónico y la grasa corporal son parte de un circuito de retroalimentación que ralentiza el metabolismo. Veamos de qué forma.



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Durante los años 90, investigadores de la Universidad de Yale descubrieron que el cortisol, la hormona de estrés, induce a que se generen depósitos de grasa abdominal, tanto en hombres como en mujeres.
Durante mucho tiempo, el estrés ha sido asociado al desencadenamiento del deseo de comer de más. Un nuevo estudio ha identificado otra reacción en cadena provocada por el estrés, que hace más lento el metabolismo de la grasa, lo que conduce a la obesidad

En este caso, investigadores de la Universidad de Florida descubrieron hace unos meses que el estrés crónico estimula la producción de una hormona llamada Betatrofina, que inhibe una enzima necesaria para el metabolismo de la grasa. Esto provoca que la grasa corporal sea difícil de descomponer.

Hace un tiempo, los mismos investigadores habían estudiado la Betatrofina en ratones y observaron cómo esta hormona aumentaba a mediada que los roedores eran expuestos a mayor estrés ambiental y metabólico. Ambos tipos de estrés aumentaban la producción de Betatrofina en el tejido adiposo y en el hígado. También observaron como se desaceleraban sus procesos normales de quema de grasa.

Hace poco más de una año, un equipo de investigadores había descubierto que la grasa corporal puede enviar señales que afectan la manera en que cerebro maneja tanto el estrés como el metabolismo.  Esto se produce porque una hormona en el tejido graso llamada Glucocorticoides activa receptores en el cerebro que regulan el balance energético y la respuesta al estrés.


Viendo estas tres investigaciones, podríamos decir que el circuito de retroalimentación entre la grasa corporal y el estrés es una calle de doble sentido que puede crear un círculo vicioso.


Conclusión: Enfoque dual para reducir la grasa corporal y el estrés

Parece haber una triple alianza que hace que sea difícil para las personas estresadas crónicas frenar el aumento de grasa corporal.
En primer lugar, el estrés crea el deseo de comer de más. En segundo lugar, el estrés provoca la liberación de hormonas como el cortisol y la betatrofina que enlentecen el metabolismo y aumentan la grasa corporal. En tercer lugar, la señalización de la grasa al cerebro aumenta los niveles de estrés, como parte de un circuito de retroalimentación que afianza este círculo vicioso.

¿Qué puede hacerse para romper dicho ciclo? Los investigadores recomiendan un enfoque a dos puntas: primero, el manejo del estrés a través de, por ejemplo, técnicas de meditación. Segundo, el ejercicio físico para regular la quema de grasa. Según los autores del estudio, comenzar una rutina diaria de ejercicios promueve la quema de grasa corporal, que a su vez, logra disminuir la incidencia de las hormonas del estrés.

En 2013, la doctora Elissa Epel, quien fuera una de las investigadoras que identificaron la relación entre la secreción del cortisol y la grasa abdominal, realizó un estudio sobre los beneficios de la meditación en el descenso de los niveles de cortisol y la reducción de la grasa corporal. Sus hallazgos dieron como resultado que la técnica llamada Atención Plena (también conocida como Mindfulness) generó mejoras en cuanto al manejo del estrés y a más bajos niveles de cortisol, que a su vez se asociaron a reducciones en la grasa abdominal. 


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