Que hacen a las frutas y vegetales rojos tan recomendables para la salud


El color de cada alimento tiene su razón de ser y es prueba de que contienen poderosos fitonutrientes, además de vitaminas, minerales, fibra y sabor. Por ello, como comprobaras a continuación, estas frutas y verduras de color rojo, poseen cualidades tales, que te brindaran una protección para evitar ciertas enfermedades, algunas de ellas son: remolacha, cerezas, guayabas, manzanas rojas, cebollas coloradas, pimientos rojos, fresas o frutillas, tomates, sandía, etc.



Los alimentos de color rojo son ricos en fitoquímicos, como el licopeno y las antocianinas. Cada vez existen más estudios epidemiológicos que indican que el consumo de licopeno tiene un efecto beneficioso sobre la salud de las personas, reduciendo notablemente la incidencia de las patologías cancerosas sobre todo, de pulmón, próstata y tracto digestivo, cardiovasculares y del envejecimiento. También existen evidencias científicas de que previene el síndrome de degeneración macular, principal causa de ceguera en la gente mayor de 65 años.

La importancia del Licopeno
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, reveló que el consumo de licopeno redujo en un 45% las posibilidades de desarrollar cáncer de próstata en una población de 48.000 personas que tenían en su dieta por lo menos 10 raciones semanales de tomate o subproductos de éste. La investigación duró seis años. Otras investigaciones descubrieron que el licopeno también reduce los niveles de colesterol en forma de lipoproteína de baja densidad (LDL), que produce aterosclerosis, por lo que la ingesta de tomates reduce la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
Los primeros estudios se centraron en los beneficios que aportaban en la prevención de ciertos cánceres, mostraban que aquellas personas que lo consumían con frecuencia estaban menos expuestas a cánceres que afectaban al sistema digestivo y al reproductor tales como el de colon y de próstata.
El que haya muchas pruebas que muestran que el licopeno contenido en nuestra dieta es beneficioso para nuestra salud, no quiere decir que si lo ingerimos de forma aislada en forma de pastillas o cápsulas vaya a mejorar nuestra salud o podamos evitar ciertas enfermedades. Todavía habría que realizar muchos estudios antes de poder hacer recomendaciones para consumirlo aisladamente como suplemento dietético. Pero lo que sí se puede recomendar es aumentar su ingesta a partir de las frutas y hortalizas.



Los fitoesteroles, ¿qué son y dónde se encuentran?

Hace más de 2000 años, Hipócrates dijo... "que tu alimento sea tu medicamento y tu medicamento tu alimento", hoy la ciencia mediante la investigación científica nos dice que cierto eran aquellas afirmaciones.


Los alimentos contienen nutrientes esenciales, para el mantenimiento de la vida . Algunos de los componentes tienen valor nutricional como hidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua.

Otros componentes de los alimentos tienen un valor no nutritivo, pero cumplen funciones fundamentales para prevenir o retardar enfermedades crónicas como distintos tipos de cánceres, son protectores del sistema cardiovascular y favorecen la buena salud en general.
Las bases de estos componentes son fundamentalmente de origen vegetal, denominados FITOQUíMICOS. En la actualidad son numerosos los que se han descubierto, describiendo sus propiedades y funciones en el organismo.
Los fitoquímicos tienen nombres difíciles pero con el tiempo los reconoceremos y nos familiarizaremos con ellos: Fitoesteroles, Carotenos, Terpenos, Licopeno, etc. Hoy conoceremos uno de ellos:

¿Qué son los fitoesteroles?
Los Fitoesteroles, de origen vegetal son los equivalentes del colesterol animal. Se encuentran en frutas, hojas, semillas y tallos de casi todos los vegetales. Normalmente, en menor o mayor medida, todos los consumimos en nuestras comidas.

¿Cuáles son los beneficios de los fitoesteroles en nuestro organismo?
Protegen el sistema cardiovascular. Tienen un efecto que permiten disminuir el colesterol ingerido. Normalmente cuando se consume una comida rica en colesterol, se absorbe el 50% y se elimina el 50% restante.
Al consumir alimentos con fitoesteroles conjuntamente con los alimentos que contienen colesterol, mediante combinaciones químicas, impiden la absorción de un gran porcentaje... hasta un 80% del colesterol.

¿En cuales alimentos los encontramos?
Los Fitoesteroles están en la mayoría de las plantas. Los vegetales verdes (lechuga, acelga, espinaca, brócoli, pepinos, etc.) y amarillos (zanahoria, zapallo, choclo, etc.)  contienen una gran concentración de estos componentes como también en semillas de calabazas, soja y arroz integral.
La industria alimentaria, crea lo que se denomina “alimentos funcionales” e incorpora distintos componentes alimenticios entre ellos los Fitoesteroles en alimentos lácteos y margarinas... aunque demás está decir que es ampliamente recomendable consumirlos en su estado natural, es decir en vegetales verdes y amarillos, soja y arroz integral, fundamentalmente.





Qué son y dónde se encuentran las grasas trans

La ciencia sigue descubriendo sus efectos nocivos para nuestra salud; a su ya conocida relación con los problemas cardiovasculares, se le une un hallazgo reciente: también causan depresión. Las organizaciones de consumidores demandan su inclusión detallada y obligatoria en el etiquetado de los alimentos y normas más restrictivas para la industria alimentaria. Son las grasas trans.



Que son las grasas trans

Para empezar, es un tipo de ácido graso, pertenecen al tipo de biomoléculas lipídicas, las cuales procuran la principal reserva de energía del organismo, forman parte de la capa membranosa de nuestras células e intervienen en la síntesis de diversas sustancias relevantes para la respuesta inflamatoria, la regulación de la temperatura corporal o la coagulación de la sangre. El problema es que las trans son un tipo especial de ácidos grasos y ayudan más bien poco a llevar a buen puerto todos estos procesos vitales.
Aunque presentes de forma natural en algunos alimentos procedentes de animales rumiantes, el verdadero peligro está en las creadas artificialmente por la industria alimentaria, por dos vías. La primera, a través de un proceso denominado hidrogenación catalítica que, mediante la adición de hidrógeno, transforma aceites vegetales líquidos a temperatura ambiente en grasas semisólidas. ¿Por qué? Porque éstas últimas son más manejables para su manipulación y también menos susceptibles a la oxidación, por lo que los alimentos elaborados a partir de ellas son más estables, tienen una textura más atractiva, caducan más tarde y, encima, su coste de producción es menor.
La otra vía para su creación tiene que ver con el sometimiento de aceites a incremento térmico, como ocurre en el proceso de desodorización realizado durante el refinado de aceites para uso comestible o en frituras a altas temperaturas.
Sea como fuere, el caso es que ambos procesos provocan un cambio decisivo en los ácidos grasos resultantes. Así, de los aceites vegetales utilizados al principio de ambos procesos (insaturados) se pasa a unas grasas que han sufrido una alteración en su estructura molecular, adquiriendo en los enlaces de algunos de sus átomos una forma espacial llamada científicamente ‘trans’.
En la práctica, las trans presentan una configuración molecular más parecida a las de las grasas animales (saturadas) pero con unos efectos para el organismo muchos más perjudiciales, como las investigaciones científicas ponen de manifiesto. Entre sus principales efectos para la salud se halla su capacidad para incrementar los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL, el llamado “colesterol malo”), y reducir los de las de alta densidad (HDL, el “colesterol bueno”), conformando un escenario ideal para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares; otros estudios también relacionan su consumo con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo II en mujeres.

Dónde se encuentran
Pueden contener grasas trans los siguientes alimentos: caramelos, galletas, helados, margarina, palomitas de microondas, pastelería industrial, productos de bollería industrial, productos precocinados (croquetas, pastas, pizzas), salsas, aperitivos dulces y salados y muchos productos tipos fast-food.
Para saber si efectivamente las tienen, hay que buscar en la etiqueta de esos productos la expresión ‘grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas’, que es a lo único que obliga la legislación de la mayoría de los países a la industria alimentaria. De este modo indirecto las identificaremos, pero no sabremos qué cantidad contienen, un factor clave, como evidencian los resultados científicos en base a los cuales diversos países han impulsado políticas restrictivas.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que su consumo no supere el 1% de la ingesta energética total, es decir, que no consumamos más de 2,2 gramos al día, partiendo de una dieta media de 2.000 kilocalorías. La Food and Drug Administration de Estados Unidos dice que su ingesta debe ser tan baja como sea posible; en consonancia con ello, desde enero de 2006, este país obliga a la identificación de las grasas trans y sus valores concretos en el etiquetado de los alimentos, amén de que diversos estados y ciudades norteamericanas han establecido restricciones en su uso.
En Europa algunos países nórdicos han tomado la iniciativa y cartas en el asunto, como Dinamarca, que prohíbe desde 2004 más de un 2% de grasas trans en aceites y alimentos procesados, pasos que ha seguido Suiza.
Sin lugar a dudas, en este proceso de sensibilización y alerta sobre el uso de las grasas trans por parte de la industria alimentaria, iniciado en la última década, ha sido clave la presión de las organizaciones de consumidores y de diversos organismos internacionales. Ante ello, las autoridades públicas no pueden hacer otra cosa que legislar políticas cada vez más restrictivas para la industria y más transparentes para los ciudadanos; las evidencias científicas no les dejan otra salida.

Ignorar mentalmente un dolor físico es analgésico


Olvidar mentalmente una dolencia física puede calmar la sensación de dolor. 
Así lo confirma un estudio, publicado en la revista Current Biology, que afirma que los efectos de ‘distraerse de un dolor’ no son subjetivos.


Investigadores de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf  (Alemania) han realizado un estudio que analiza, mediante resonancia magnética de la médula espinal, cómo las distracciones mentales inhiben la respuesta en las primeras etapas de un dolor físico. 
 
"Los resultados demuestran que este fenómeno no es solo es psicológico, sino un mecanismo neuronal que activa la reducción de la cantidad de señales de dolor que ascienden desde la médula espinal a las regiones cerebrales de orden superior", explica Christian Sprenger, uno de los autores del estudio.
 
Según los investigadores “en estos efectos están involucrados los opioides endógenos, producidos naturalmente por el cerebro, que desempeñan un papel clave en el alivio del dolor”.


La parte práctica del estudio

Para el estudio, los autores hicieron que los participantes realizaran tareas de memorización (recordar diversas letras) mediante dos métodos de distinta complejidad, al mismo tiempo que proporcionaban cierto dolor en los brazos.
Los resultados, publicados en la revista Current Biology, reflejan que cuando los participantes estaban más distraídos por las tareas de memoria más difícil, percibían menos dolor. Es más, su experiencia menos dolorosa se reflejó en una menor actividad en la médula espinal, tal y como se observó en los escáneres de resonancia magnética funcional.
Después, Sprenger y sus colegas repitieron el estudio, esta vez dando también a los participantes un fármaco llamado naloxona –que bloquea los efectos de los opiáceos– o una infusión de solución salina simple. En comparación con las pruebas de solución salina, los efectos analgésicos de la distracción disminuyeron un 40% durante la aplicación del antagonista de los opiáceos.
Por ello, los autores subrayan la importancia de los procesos mentales en la alteración de la experiencia del dolor, lo que puede tener cierta “importancia clínica”: "Nuestros hallazgos refuerzan el papel de las terapias cognitivo-conductuales en el tratamiento de las enfermedades con dolor, ya que se puede extrapolar que estos enfoques también podrían tener el potencial de alterar los mecanismos neurobiológicos subyacentes tan temprano como en la médula espinal", concluyen.

Como evitar la hipertension hereditaria

Si la presión alta es un problema común entre sus padres, debe saber que no está condenado irremediablemente a tener la presión arterial elevada si incorpora el ejercicio físico a su vida cotidiana.


Además de la Organización Mundial de la Salud (OMS), numerosos estudios médicos recomiendan realizar una actividad física de moderada a intensa de forma habitual para prevenir las enfermedades cardiovasculares y otros trastornos relacionados con el sedentarismo. El mensaje de caminar 30 minutos o más durante al menos cinco días a la semana no es nuevo. Sin embargo, nunca está de más dar la bienvenida a estudios que ofrecen nueva evidencia sobre cómo el ejercicio puede ayudar a revertir la probabilidad que una persona tiene a padecer una enfermedad por el hecho de haber nacido en una familia hipertensa.
Precisamente esto es lo que aporta el estudio realizado por investigadores de la Facultad de Salud Pública Arnold de la Universidad de Carolina del Sur en Columbia (EEUU) al mostrar la relación inversamente proporcional que tiene el ejercicio y la historia familiar en la hipertensión arterial.
Los investigadores siguieron, durante una media de 4,7 años, a un grupo de 6.278 adultos cuya edad oscilaba entre los 20 y 80 años. Todos ellos estaban sanos al inicio del estudio, no tenían ningún diagnóstico de tensión arterial elevada y el 33% de ellos tenía un progenitor hipertenso.
Durante el tiempo del estudio, 1.545 participantes desarrollaron hipertensión. Sin embargo, tras analizar los hábitos de vida de estos sujetos y de los que no presentaban una tensión elevada, los investigadores comprobaron que, en general, el ejercicio intenso se asoció con un riesgo un 42% menor de desarrollar hipertensión y el moderado con una probabilidad un 26% menor.

Cuando los padres son hipertensos...

Mientras que las personas poco activas y con un progenitor hipertenso tenían un riesgo un 70% mayor de que su tensión arterial se disparase,aquellas que se ejercitaban intensamente sólo sufrían un aumento de ese riesgo del 16%, a pesar de tener un padre o una madre hipertenso, en comparación con las que no contaban con un historial familiar con este trastorno.
"Comprender el papel que la historia familiar y el ejercicio juegan en las enfermedades crónicas es muy importante. Los resultados de este estudio arrojan un mensaje práctico, que es incluso muy realista, de que un ejercicio moderado -que podemos definir como caminar 150 minutos a la semana-- puede ofrecer un gran beneficio, concretamente a las personas predispuestas a tener hipertensión debido a su historia familiar", señala uno de los autores del estudio cuyos datos publica la revista 'Hypertension'.
El estudio también añade que la correlación entre la cantidad de ejercicio, la historia familiar y el riesgo de hipertensión es imposible de ignorar. Concienciar puede servir al médico y al paciente, trabajando juntos para encontrar formas efectivas y razonables de evitar enfermedades que han afectado a los miembros de su familia, en algunos casos, durante generaciones.

Que son y como prevenir las alergias

Según los especialistas, en los países industrializados, “es un verdadero problema de Salud Pública por la alta prevalencia -que además va en aumento- ocasionando altos costos en salud”. Actualmente, estimaciones indican que del 30 al 40% de la población mundial padece alergias. Dentro de este grupo, 300 millones tienen asma, 400 millones rinitis y, entre 200 y 250 millones padecen alergias alimentarias. Para el año 2025 se espera que el número de asmáticos ascienda a 400 millones.


Técnicamente hablando, la alergia es una reacción exagerada del sistema inmune contra determinados agentes (alérgenos) que son inocuos o inofensivos para la mayoría de la gente. Las sustancias que con mayor frecuencia son capaces de provocar esta respuesta anormal son los ácaros del polvo doméstico, pólenes, cucarachas, hongos, epitelio de animales, ciertos alimentos, picaduras de ciertos insectos y hasta algunos medicamentos.
Aquellas personas que las padecen, pueden estornudar al respirar un polen al que están sensibilizados,  sufrir un bronco-espasmo si tienen asma o un ataque de urticaria luego de comer alimentos tan comunes como la leche o el huevo. Las enfermedades más frecuentes que tienen una base alérgica son la rinitis, la conjuntivitis, el asma, la alergia alimentaria, la urticaria, y la anafilaxia que es una reacción generalizada que, en ciertos casos, puede poner en peligro la vida del paciente. De allí la importancia de la consulta con los especialistas para obtener un diagnóstico e implementar el tratamiento específico adecuado.
Las complicaciones dependen del tipo de enfermedad alérgica, pero el denominador común de todas ellas es la afectación de la calidad de vida y el incremento de los costos en salud tanto directos como indirectos, que afectan la productividad laboral y escolar debido al incremento del ausentismo.

Factores desencadenantes
Las distintas enfermedades alérgicas se consideran como una epidemia del siglo XXI, entendiendo como epidemia  a cualquier patología que ataca a muchas personas en el mismo lugar y al mismo tiempo.
Entre sus causas, es la llamada “teoría de la higiene”, la cual postula que al extremarse medidas de limpieza, se impide que los niños adquieran competencia inmunológica contra bacterias y otros agentes infecciosos durante los primeros años de vida, así se desvía su sistema inmune orientando las defensas contra sustancias inocuas, como las mencionadas anteriormente.
Además, las infecciones respiratorias virales reiteradas, la contaminación ambiental con polutantes, la falta de lactancia materna o la obesidad o el hábito de fumar tanto en forma activa como pasiva constituyen, entre otros, factores que empeoran y suelen predisponer al desarrollo de las alergias.
Sin embargo, el origen de estas afecciones es multifactorial. Aunque existe una predisposición hereditaria, no es suficiente, ya que también se requiere un ambiente propicio para desarrollar alergias. Es decir, hay una compleja interacción entre genética y medio ambiente. Otras formas de esta patología pueden emerger a cualquier edad, en cualquier persona, frente a cualquier alérgeno y en cualquier órgano, siempre y cuando se reúnan ciertas condiciones. Antiguamente, se hablaba de Alergia sólo cuando estaba involucrado un tipo especial de Anticuerpo llamado IgE pero, actualmente, se amplió el espectro de vías que llevan a una reacción alérgica, incluyendo otros componentes inmunológicos.

Prevención, diagnóstico y tratamiento
Según los especialistas, el verdadero modo de tratar las alergias consiste en identificar el alérgeno, prevenir los síntomas cuando sea posible y evitar la progresión de la enfermedad, en lugar de sólo ofrecer medicamentos para suprimir los síntomas.
La detección de la o las causas que desencadenan los síntomas se hace, generalmente, a partir de un exhaustivo interrogatorio, análisis de laboratorio y pruebas cutáneas. Al conocer qué factores las provocan, se puede indicar un tratamiento etiológico con vacunas para alergia (inmunoterapia), la única herramienta capaz de modificar el curso natural de la enfermedad. También existen fármacos efectivos y seguros que controlan la sintomatología y son capaces de revertirlos. Por ejemplo, para el asma y la rinitis están disponibles controladores que se usan de modo preventivo y otros medicamentos aliviadores que se usan ante un incremento de síntomas.
Cuando la causa es evitable, ésa es la primera recomendación que recibe el paciente. Algunas veces se indican medidas de control ambiental para eliminar los ácaros del polvillo, ó evitar algunos alimentos, picaduras de insectos, medicaciones o el hábito de fumar. Varias de estas medidas son sólo efectivas si se mantienen a lo largo del tiempo y eso, a veces, es difícil de cumplir.

Como reducir el colesterol naturalmente, sin medicamentos


Con el estilo de vida sedentario típico de nuestro tiempo, cada vez más gente sufre de colesterol elevado, incluso cada vez son más las personas jóvenes que sufren de este 'asesino silencioso'. Veamos que podemos hacer para mantenerlo a raya.


Alimentación
Bajar la ingesta de azúcar refinado, pan blanco, almidón o alimentos ricos en proteínas animales (carnes rojas, embutidos, etc.). Cuando se trata de cuidar la salud de nuestro corazón es importante disminuir el consumo de determinadas comidas y seguir una dieta bajas en grasa. La alimentación vegetariana también puede ayudar a reducir nuestro colesterol, pero antes de emprenderla debemos consultar necesariamente con nuestro médico.

Fibras
Cuando nuestra dieta es baja en fibra, el 94% del colesterol es reabsorbido y reciclado por el cuerpo, . La avena, la cebada, las ciruelas o las judías, entre otros, son productos ricos en fibra. También existen suplementos artificiales que nos ayudan a consumir más cantidad de este compuesto, que ayuda a expulsar el colesterol de nuestro cuerpo a través de la digestión. Eso sí; dependiendo de si es soluble –la más común en legumbres y determinadas frutas– o insoluble –que predomina en cereales–, la fibra actúa de maneras diferentes durante su paso por el tracto digestivo. Si adolecemos de trastornos intestinales, debemos consultar a un médico antes de proponernos comer más fibra. 

Vino tinto (consumo moderado)
Gracias a su concentración de saponina, el consumo moderado y continuado de vino -preferentemente tinto– o zumo de uva hace descender los niveles de colesterol malo y eleva los del bueno, según demostró en 2003 un estudio de la University of California. La saponina también puede consumirse con el aceite de oliva o el haba de la soja.

Fitoesteroles
Son el equivalente vegetal del colesterol que ocupasu lugar en el metabolismo y así, evita su absorción. Combinados con una dieta baja en grasa, su consumo continuado puede ayudar a que nuestro cuerpo asimile menos colesterol y que, a la larga, acumule menos cantidad del mismo. La concentración natural del fitoesterol es muy baja incluso en los productos en los que más abunda –maíz, soja o aceite de girasol–, de modo que muchos alimentos procesados industrialmente –como la margarina, la leche o los yogures– incorporan cantidades superiores de forma artificial. 

Pescado
Los pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como la trucha o el salmón hacen que nuestro nivel de triglicéridos descienda y con ellos, nuestro índice de grasa en sangre. La antiguamente denominada vitamina F también se encuentra en las semillas de lino y de chía, el sacha inchi, los cañamones y las nueces. Sus propiedades se descubrieron al observar la escasa indicencia de enfermedades cardiovasulares entre culturas donde el omega-3 se consume en grandes cantidades, como la japonesa tradicional. En realidad, el omega-3 aumenta considerablemente el tiempo de coagulación de la sangre y por lo tanto, contribuye a la salud coronaria a largo plazo. Una vez más, también hace que los niveles de colesterol bueno suban.

Té verde
Está comprobado que consumir té verde diariamente nos ayuda a bajar los niveles de colesterol y triglicéridos y que además también, nos ayuda a incrementar nuestros niveles de lipoproteínas de alta densidad –el colesterol bueno–.

Nueces
Numerosos estudios demuestran que su consumo moderado rebaja nuestro nivel de colesterol malo y de triglicéridos. 
Las nueces, sin embargo, son un alimento rico en calorías, esto también se debe tener en cuenta.

Vigilar el peso
El peso extra eleva el riesgo de accidente cardiovascular, especialmente cuando se combine con otros factores como la hipertensión o elevados índices de azúcar en sangre. Cuando tenemos sobrepeso, también tendemos a acumular en nuestro cuerpo una cantidad superior de colesterol malo. Muchas personas se deshacen de sus elevados niveles de colesterol sencillamente adelgazando.

Ejercicio físico
Es algo que recomiendan todos los especialistas, moverse. Incluso el hábito de invertir 15 o 20 minutos al día en una ligera rutina de ejercicios físicos, en correr o en pasear, hace que nuestros niveles de colesterol bajen.

Estrés
En el año 2007, investigadores de la Oregon State University descubrieron que un grupo de individuos acostumbrados a practicar técnicas de relajación y meditación, tendían a acumular menos colesterol malo que otros sujetos experimentales con la misma dieta y régimen de ejercicios, pero sometidos a condiciones de estrés que no podían atajar mediante la correcta actitud. Como para tantos otros aspectos de la salud, el estrés y los nervios parecen contribuir a que acumulemos colesterol



Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo


Definición
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de la ansiedad que se caracteriza por la aparición de ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes e intrusivos (obsesiones). El individuo intenta rechazar estos pensamientos obsesivos, ya sea mentalmente suprimiéndolos o ignorándolos o mediante la realización de  conductas compulsivas o rituales repetitivos (compulsiones).
Aunque las temáticas más conocidas son las de limpieza o comprobación, hay muchos tipos de obsesiones diferentes, que van desde obsesionarse con la propia respiración hasta el miedo a hacer daño a alguien.
El TOC produce una merma en la calidad de vida de la persona, que está en constante lucha consigo misma, y suele interferir en su vida personal y en las relaciones con los demás.
El trastorno obsesivo compulsivo aparece con frecuencia asociado a otros trastornos. Los problemas más frecuentes que suelen acompañar al TOC son los siguientes: agorafobiadepresión, hipocondríafobiastrastornos de la alimentación o abuso de sustancias o de alcoholsentimientos de culpa y baja autoestima.

Causas
La causa del TOC parece ser una combinación de cierta predisposición biológica sumada a factores ambientales y psicológicos.
Los factores que pueden predisponer a la aparición del trastorno obsesivo compulsivo son los siguientes:
  • Factores biológicos: Parece ser que anomalías en la química cerebral pueden predisponer a sufrir TOC.
  • Factores ambientales: Una educación estricta o excesivamente exigente, traumas infantiles, estrés, etc.
  • Variables de personalidad: Una moral demasiado rígida o una responsabilidad excesiva, el perfeccionismo, la auto-exigencia, la necesidad de mantener el control, la intolerancia a la incertidumbre son características frecuentes en las personas con TOC y otros trastornos de ansiedad.
  • Creencias erróneas o pensamientos distorsionados:  Confundir su pensamiento con la realidad: Pongamos un ejemplo: pensar que si piensa en hacerle daño a un ser querido es porque  quiere hacerlo o puede llegar a hacerlo.


Síntomas

Los síntomas del trastorno obsesivo pueden incluir obsesiones y compulsiones:
 Pensamientos obsesivos u obsesiones
Las obsesiones  son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos  recurrentes que la persona considera intrusivos o inapropiados y que causan un intenso sufrimiento emocional. Normalmente en algún momento la persona reconoce que esas ideas son absurdas o irracionales pero no pueden evitarlas.
Las obsesiones pueden manifestarse de varias maneras:
  • Miedos o temores obsesivos como el miedo a contaminarse o contraer una enfermedad.
  • Impulsos obsesivos de carácter agresivo o sexual, por ejemplo el miedo a hacerle daño a un hijo o una imagen pornográfica recurrente.
  • Ideas obsesivas como por ejemplo la obsesión por el paso del tiempo o escrúpulos religiosos.
  • Dudas obsesivas como preguntarse a sí mismo si ha realizado un acto en concreto como por ejemplo cerrar la puerta con llave.
Compulsiones
Las compulsiones son actos motores o mentales que la persona lleva a cabo para intentar neutralizar la ansiedad que le produce el pensamiento obsesivo. Las compulsiones pueden ser:
  • Conductas compulsivas como por ejemplo lavarse las manos, ordenar o comprobar que el gas está cerrado.
  • Actos mentales como contar, rezar, analizar una conversación o repasar mentalmente un acontecimiento de manera continua y recurrente.

Tratamiento

El más efectivo para superar este trastorno es el que combina el tratamiento psicológico y el farmacológico.
Con el tratamiento psicológico se consigue que la persona se sienta dueña de su mente y de su vida y deje de ser esclava de sus pensamientos. Para ello se utiliza una o varias de las siguientes técnicas dependiendo del caso:
  • Psicoterapia breve
  • Técnicas cognitivo-conductuales
  • Hipnosis
  • Autohipnosis
  • Regresión
  • EMDR
  • PNL
  • EFT
  • Relajación